ANTONIO ALDAMA Y MENDÍVIL

f a m i l y
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DOLORES PRUAÑO VELARDE

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FRANCISCO BORJA ALDAMA PRUAÑO
ANTONIO ALDAMA Y MENDÍVIL
  • Born: 10 May 1867, AMURRIO (ALAVA)
  • Married 09 Jun 1899 to DOLORES PRUAÑO VELARDE
  • Died: 01 Feb 1930, LOYOLA
  • Occupation: Sacerdote Novicio de La Compañía de Jesús

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    Conocido en el siglo por el título pontificio de conde de Aldama y Marqués de Ayala.
    Hizo los estudios de Bachillerato en el Colegio de la Compañía de Jesús, de Orduña, y los de Teología en el Seminario de Salamanca, que entonces estaba dirigido por Padres de la misma Compañía de Jesús, y en él recibió el grado de licenciado en Teología y Cánones, y admás las cuatro Ordenes Menores.
    Por consejo de varias respetables y autorizadas personas dejó la carrera eclesiástica, y el 9 de Junio de 1899, fiesta del Sagrado Corazón de Jesús, contarjo santamente matrimonio con la señorita Dolores Pruaño y Velarde, fijando su residencia ordinaria, desde esa época, en Sanlúcar de Barrameda, provincia de Cádiz y diócesis de Sevilla.
    Bendijo el Señor su matrimonio dándole siete hijos. A los dos primeros, en muy tierna edad, abrió el santo Bautismo las puertas del cielo, consagrando así los padres sus primicias al Señor. De los cinco hijos, que después el mismo Señor le concedió, los cuatro mayores se encuentran actualmente consagrados a Dios por los votos religiosos. José, que ya es sacerdote, y Antonio en la Compañía de Jesús; Concepción y Natividad en las Esclavas del Sagrado Corazón. El menor, niño aún de catorce años, sintiéndose con vocación religiosa, está en el Seminario Menor del Puerto de Santa María, preparándose para poder entrar también en la compañía de Jesús una vez que cumpla la edad canónica de los quince años.
    Viendo los dos esposos que todos sus hijos habían sido llamados por Dios a la religión, y que ellos venían sintiendo desde hacía tiempo el mismo llamamiento, decidieron ofrecerse a sí mismos en holocausto perfecto al Señor, ya que le habían ofrecido gustosos el fruto que él mismo les había concedido, abandonar ellos también el mundo y abrazarse con la vida religiosa. Y así, obtenidas las necesarias licencias y dispensas del Sumo Pontífice, para poderse ordenar de sacerdote el señor Conde, y abrazar ambos cónyuges la vida religiosa, entó la señora Condesa en el Monasterio de la Visitación, de Sevilla, haciendo durante el postulantado, delante de testigos, voto de perpetua castidad. Quedó con esto el señor Conde libre para poderse ordenar sacerdote, y se retiró al Colegio de estudios superiores que la Compañía de Jesús tenía en Granada, a fin de prepararse próximamente a recibir las órdenes sagradas y poder ingresar inmediatamente en la Compañía de Jesús.
    En los días 22, 23 y 24 de Diciembre de 1929, recibió el señor Conde, de manos del Eminentísimo señor Cardenal, Arzobispo de Granada, Dr, don Vicente Casanova y Marzol, las sagradas órdenes del Subdiaconado, Diaconado y Presbiterado, trasladándose el mismo día 24 a Sevilla.
    El día 25, fiesta de la Natividad de Nuestro Señor Jesucristo, por la tarde el señor Conde bendijo e impuso el santo hábito a su esposa, la señora Condesa, dándole por nombre de religión el de María Francisca de Borja.
    El 29 del mismo mes salió de Sevilla el nuevo sacerdote, despidiéndose de su esposa y de sus hijos Antonio y Francisco, a quienes no volvería a ver más en este mundo, hasta que los vuelva a ver de nuevo todos reunidos en el cielo; y acompañado de su hijo, el Padre José, partió para despedirse también de la misma manera de sus hijas y una hermana.
    Llegó a Loyola el día 5 de Enero de 1930, día felicísimo para el Sr. Conde, pues en él abandonó para siempre el mundo y se ofreció a sí mismo en holocausto perfecto a Dios, reuniendo en sí a la felicidad de ser sacerdote la de ser recibido en la Compañía de Jesús, lo cual tanto había deseado; y en la santa Casa de Loyola, de tan tiernos y venerados recuerdos para todo hijo de San ignacio. Fué admitido para la Provincia de Andalucía, a la cual pertenecían sus hijos varones.
    Al entrar el Padre Antonio de Aldama de novicio en la Compañía de Jesús, debió sin duda pedir humildemente a la inmensa bondad y clemencia del Señor, que por la sangre de Jesucristo tuviese por bien aceptar en olor de suavidad el triple sacrificio que le había ofrecido de sus hijos, de su esposa y el que de sí mismo le ofrecía ese día, y que así como le había dado gracia para lo desear y ofrecer, se la diese también abundante para lo cumplir.
    Parece que accedió el Señor a su súplica y deseos, pues a los 27 días de religioso, el primero de febrero, después de seis días escasos de enfermedad, confortado con los Santos Sacramentos y la bendición apostólica, ayudado por su queridísimo hijo el Padre José, entregó plácidamente su alma en manos de su Criador. Murió plácidamente, mostrando la alegría que inundaba su alma; es que sentía en aquellos momentos postreros los efectos dulcísimos de aquellas palabras de Sta. Margarita Mª de Alacoque:- Qué dulce es morir después de haber tenido verdadera devoción al Corazón de Aquel que nos ha de juzgar. - Murió, y su alma, como piadosamente podemos pensar, voló a reunirse con sus dos primeros hijos.
    Y allá en el cielo seguirá pidiendo para su esposa e hijos lo que al recibir el Santo Viático de manos de su hijo y pronunciar la fórmula de los votos religiosos pidió y alcanzó para sí mismo.
    1904.- Hago donación absoluta - y de mi parte no sólo afectiva sino real y efectiva - de todo cuanto soy, tengo, poseo y puedo tener y poseer, a favor del Sacratísimo Corazón de Jesús.

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